Mi lista de blogs

domingo, 2 de mayo de 2021

Yo y Soy




Soy: ¡Por fin, señorita! ¿Por qué se daba tantas vueltas antes de comenzar la tarea?

Yo: Perdón, de verdad, es como que partes de mi me tiraban en direcciones opuestas. Por todas partes me salía: "ESCRIBE", "ESCRIBE", "ESCRIBE", y una personificación de goma en mi cabeza, me insistía: "MAÑANA", "EN LA TARDE", "EL FIN DE SEMANA", etc. Y esos son sólo unos ejemplos, porque tengo un testamento de argumentos para no escribir. Perdóname.

Soy: No es necesario pedir perdón. A  mí el tiempo no me vale como a tí. Yo sólo contemplo y de vez en cuando toco el botón de contacto automático cuando te quedas pegada en una raíz seca.

Y ahora que por fin estamos... ¿De qué quieres hablar?

Yo: Quiero recapitular mis recuerdos.

Soy: ¡Ah!¡me parece bien!

¿Tienes alguna imagen que sea recurrente y que esté relacionada con tu gestación?

Yo: Sí. Siempre recuerdo una especie de pantalla blanca, con luces de colores, pero tenue, alumbrando entre una penumbra, en una habitación. Siempre he creído que eras tú, esperando el momento preciso para ingresar en mi primera célula. 

Soy: ¿Algo más?

Yo: Se me ocurre que fue en alguno de los primeros encuentros de mi papá y mi mamá, en la casa vieja que ya no existe...

Soy: ¿La casa no existe? ¿Por qué dices que no existe?

Yo: ¿Me tomas el pelo? Si sabes mejor que nadie que esa casa la echaron abajo el año pasado. Se demoraron un montón en venderla y justo se concretó todo en medio de la pandemia. Una de mis primas hizo las gestiones y el comprador le regaló puertas y ventanales. manillas, tablas y hasta el número de la casa. De alguna manera puedo decir que algo de ella queda, que será renovada en otro lugar, en el sur. Pero la casa misma, su pasillo largo, su galería vieja, las paredes de adobe que levantó mi bisabuelo ya no están...

Soy: Entonces ¿por qué sigues ahí en las noches? ¿Qué crees que te hace volver a llorar sobre las palmetas, tratando de abrazar las paredes? ¿Qué cosas te sujetan a esos espacios?

Yo: No lo sé. Pensé que haciendo este ejercicio tú me lo ibas a decir a mi, pero ya veo que te comportas como agente examinador, y peor aún, creo que al final me vas a evaluar y me vas a cargar un timbre en la frente.

Soy: ¡Jajaja! Tenemos nuestros métodos.

No puedo darte la tarea hecha, pero puedo destacar el hecho de la recurrencia con la que sueñas con ese pasado/prente. La casa vieja no ha muerto para tí, como probablemente tampoco para algunos más de tu clan.  El asunto es que debes resolverlo. ¿Qué imágenes vuelven a tí? O más bien, ¿a qué, o a quiénes te aferras?

Yo: Hace años quise comprar la casa, pero no conseguí el crédito. Estuve muchísimo tiempo tratando, porque era un sueño para mi morir ahí, en el mismo lugar donde creció mi Nona, mi papá, mis tíos, donde murieron mis bisabuelos, donde nació mi tía Nora, donde se gestaron mis hijos y hasta yo misma. También ahí vivimos nuestra primera infancia con mi hermano y unos primos. La presencia de mi Tata y de mi Nona impregnaban cada pared de recuerdos, de té caliente, pan tostado, pantrucas y sopaipillas. Las cosas ocurrieron de una manera descarnada. En el 2015 a mi Nona se le manifestó un supuesto cáncer que no le llegaron a diagnosticar hasta que ya estaba agonizando, en una clínica privada, porque del hospital público la llamaron para tratamiento hasta después de seis meses que había sido enterrada.

Soy: ¿Qué te pasa con eso? ¿Te sientes culpable?

Yo: Siento que debí actuar más diligentemente. Menos como acompañante y más dirigente. Tengo esta personalidad que se bloquea ante lo desconocido. Ahí terminé de aprender que con un "Oremus" y un rosario a mi Nona no se le iban a desintegrar las células enfermas. Entiendo que es posible, pero en otro contexto, no en el mío y de mi Nona. Tuve que verla sufrir y llegué hasta suplicarte a tí que me dieras el dolor a mi, para que ella descansara un rato. La pobre no podía entender que con todos los años de rezos diarios, en cada madrugada no tuvieras un poco de compasión por su dolor. 

Soy: ¿Estás enojada conmigo?

Yo: ¡Sí! Estoy enojada porque no tuviste compasión por ella, ni por mi, que tuve que ver su final de esa manera. ¿Por qué no te la llevaste en un sueño? Eso hubiese bastado...

Encima de todo no hemos tocado el tema de mi mamá, que vino a terminar por disolver toda esa supuesta Fe que sembraron en mi, cuando me bautizaron en la Iglesia de Fátima.

Soy: ¡Eso no tiene nada que ver! ¿Son sólo malos los recuerdos que tienes conmigo? Si es así, ¿por qué estamos aquí ahora?

Yo: No lo sé... Quizás para decírtelo de frente.

Soy: ¿Estás de verdad frente a mí? ¿Sabes dónde estás respecto a mí? ¿Sabes dónde estoy respecto a tí?

Yo: No sé. No sé y como que tampoco importa demasiado, pero sé que estás en alguna parte.

Soy: ¿Y en qué he cambiado para tí?

Yo: Ya no creo que tengas la cara del Sagrado Corazón de Jesús. Tampoco creo que tengas la cara con barba y que me mires desde las nubes. Lo peor de todo, es que no creo que mi Nona, mi Tata, mis tías y mi mamá estén contigo. Creo que de alguna manera eres un estafador.

Soy: ¡Jajaja! No sabía que cuando por fin te dignaras a escribir, ibas a sentarme en el banquillo de los acusados. Quizás por eso retrasabas este momento...

Yo: No sé el por qué. Yo siempre he escrito relatos, poesías y hasta canciones. 

Soy: Pero no hablabas conmigo...

Yo: ¿Cómo que no? ¿Nunca me escuchaste cuando era niña? ¡Era la reina de las pechoñas!

Soy: Recuerdo perfectamente lo que fuiste y sigues siendo -de alguna manera-. No te consideré pechoña, pero eras encantadora con tus florcitas y tus súplicas desbordadas de inocencia. Tuvieron que pasar muchas cosas para llegar a encontrarnos hoy y hablar sobre el juego que cada Ser viene a experimentar a este denso plano.

¿Qué rescatas de todo este paseo de la mano de la muerte?

Yo: No me siento aún segura de lo que siento. Creo que te respeto un poco, porque por lo menos has soportado mi insurrección con buen humor.

Soy: ¿Te alcanzas a dar cuenta que eres parte de mi, parte de todo y de Todos?

Yo: Matías nos ha ayudado muchísimo dejándonos acompañarlo en su propio camino.

Soy: ¡Sí! Hemos de agradecerle a su Ser. Pero luego hablaremos de eso un poco más.

¿Te sientes más aliviada? ¿Vas a seguir llorando aferrada a las paredes de adobe?

Yo: No lo sé. Pero no quiero que me pongas a prueba con eso, por las dudas.

Soy: Yo Soy.

Yo: Yo Soy.




No hay comentarios:

Publicar un comentario